Gotrek irrumpió entre los enemigos como un toro enfurecido; su hacha dejaba un reguero de cuerpos ensangrentados con cada golpe. Félix vio como el Matatrolls acababa con otros dos adversarios para lanzarse después contra el grupo de hombres que intentaba abrirse paso a través de la puerta. Quienquiera que fuese el que deseara tener el talismán, se había hecho acompañar por un pequeño ejército y eso no resultaba nada tranquilizador. Félix gritó un desafío y se lanzó a la carnicería.