Podría ser un tratado de antropología, pero es más, es experiencia humana, saber vivido; podría ser un estudio gnoseológico, pero es el encuentro del hombre con aquello que lo busca, lo que en él se dice; podría haberse reducido a un tratado teológico, pero es apertura al misterio, espacio para el silencio. Más que un libro es un texto vivo, un diálogo: el de Mujica con la vida, con sus voces, y el de esas voces con las que, inevitablemente, suscita en quien las escucha, las lee. La voz del pensamiento que busca comprender, la de la poesía que busca escuchar, y la de «esa otra voz» que nos busca para nombrarnos.